La anatomía patológica es la rama de la medicina clínica que diagnostica a través de la interpretación de las características morfológicas de los tejidos humanos, una técnica que de gran cantidad de información sobre la naturaleza de la lesión, su evolución y posible terapia. Llegando a una síntesis final basada en la utilización conjunta de todos los datos clínicos del paciente, los hallazgos citohistológicos, los estudio inmunohistoquímicos y los posibles resultados basados en la biología molecular, transformando la morfología de estática en dinámica, para conseguir el diagnóstico, que se redacta en un informe formado por el médico patólogo.
Antiguamente, el patólogo era una persona de laboratorio dedicada al microscópico, que con la ayuda del microtomo, la parafina y los cortes obtenidos y teñidos con diferentes coloraciones, hacia un diagnóstico.Inicialmente solo utilizando la tinción de hematoxilina eosina, que aun hoy en día sigue siendo el goldstandard, y posteriormente, ayudándose de las tinciones de inmunohistoquímica, así como de la homogenización y rapidez de todo el procesamiento de las muestras para mejorar la precisión y rapidez diagnóstica.
Como consecuencia de todo ello, el patólogo ha pasado a transformarse en un clínico, hombre de microscopio y de gestión de información de resultados.
El diagnostico histológico adecuado es en general el requisito primero para iniciar el tratamiento específico y dirigido en un paciente, posibilidad de entrar en un ensayo clínico y conocer el tipo, intensidad y/o grado de la enfermedad en el momento de la biopsia.
Los grandes avances en medicina, tanto diagnóstica como terapéutica, obliga a todas las especialidades médicas, incluida la anatomía patológica, a protocolizar, estandarizar y unificar criterios, así como a la digitalización y mayor subespecialización en determinadas áreas, para permitir un mayor y rápido diagnóstico, utilizando el intercambio de muestras para segundas opiniones por expertos, en situaciones complejas y/o urgentes.
Es necesario mencionar que la figura del patólogo siempre ha sido invisible, siendo esta condición aceptada, aun cuando su función y papel eran considerados como relevantes para el diagnóstico clínico integrado. Aun así, no por eso es menos importante decir a los enfermos que existen profesionales que les dan nombre y fisionomía a sus enfermedades.
Motivo por el que el patólogo debe ser un buen intercomunicador, tanto con el clínico como en su caso el enfermo, y formar parte de los equipos multidisciplinares como ISADMU, para el trabajo cooperativo.
Dra. Esther Sanfeliu
Especialista en Anatomía Patológica